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El asesino soy yo

Por: Sebastián Vega Verano.
Programa de Comunicación Social – Periodismo.
Taller de periodismo narrativo y literatura.

¿Qué he hecho?, A partir de esta duda empecé a morir por dentro, aquella noche perdí la humanidad, en realidad nunca había tenido la oportunidad de perderla, fue la primera y la última vez pero sentía como si lo hubiera hecho cada noche durante toda mi vida,  apagaba y prendía fuego, una y otra vez, cerraba los ojos y los estallidos calmaban mi furia, para aquel momento nada podía sacarme del golpe de inmoralidad más que acabar con esa tortura, pero era la de ellos al estar atados y pensando que iban a morir aquella noche o solo quería liberarme de mi vida, nunca lo sabré pero ellos tampoco, esa noche perdieron su último soplo de vida y yo perdí el mío aún sin dejar de respirar lo que ellos ya no podían, allí estaba yo, muerto pero sin final.

Mi historia no tiene tintes grises, ni matices simplemente es fría como lo fui yo aquella noche, puedo decir que perdí todo en cuestión de minutos y no sé si lo que siento es arrepentimiento, decepción o solamente estoy fingiendo que nada pasó, que eso no le hubiera podido pasar a cualquier persona a mi alrededor, eso anhelaba creer para aquel momento, sin embargo, solo quería que me escucharán a mí, hablando de quién soy, qué la gente se interese genuinamente, no porque soy uno de los asesinos más fríos e intrigantes del pueblo, sino porque soy un gran misterio.

Pensé que eran mis amigos y que les importaba, que solo les interesaba lo que yo decía y por ese instante todo era tan lírico, tan único, aún en el fondo siempre supe que todo era una fachada para que hablara, tal vez lo lograron, conté todo lo que pasó, pero soy más que una noche y un arma, aunque aquello no importo cuando le arrebate la vida a esa familia asustada, uno por uno, desde abajo hasta arriba, recorrí a cada uno de ellos sin temor a nada, ni a mi propia sombra.

Soy el reflejo del arrepentimiento, mi nombre es Perry Smith pero todos me conocen como el asesino de los Clutter, no saben nada de mí, pero incluso yo tampoco lo sé y me atormenta saber que se acerca mi fin, ahora entiendo cómo se sentían aquella noche, todos tenían la mirada encima de la fecha de mi muerte, pensé que podría salir de esta pero fue muy tarde para entender que no sería así, que aquel calabozo esperaría por mí, fue muy ilógico de mi parte pensar en ello aun sabiendo lo que hicimos, por un instante imaginé que lo de aquella noche podría ser perdonado, tan inútil es pedir perdón de la gente cuando ni siquiera te has disculpado con el mundo por destrozar la luz de vida de quiénes no lo merecían.

Cuando estaba encerrado pensaba que estoy viviendo para una muerte anunciada, no se sabe la fecha ni el momento, todos y cada uno saben que llegará, en silencio, pero lo hará, resulta curioso que alguien tenga la potestad de decidir cómo matar a otros y en qué momento, sin embargo, dejó de ser intrigante cuando fui parte de ambos lados, el que tuvo el poder y al que el poder le oprimía.

Yo callé todas mis palabras, no quería que el mundo supiera nada porque no merecen conocer la historia, me basta con saberla tan exacta, han intentado convencerme, pero este relato está a través de mis ojos, vagando en mi memoria, veo pasar ese momento cada día al saber cómo entrábamos a aquel lugar buscando un tesoro que no existe, nos mintieron y también nos mentimos a nosotros mismos, lamentablemente está es mi naturaleza, busque cosas que estuvieron fuera de mi alcance y ahora tengo que afrontar cada consecuencia.

Siempre supe que él no era normal, o eso pensé al escucharlo, era extraño, fue el único que me escuchó cuando nadie quería hacerlo y me ayudó varias veces, no entiendo por qué arriesgar tanto por alguien que solo tenía frialdad en su vida, él me escuchó hasta que notó que esas palabras carecían de valor porque decían todo menos lo que él quería escuchar, era uno más de aquellos que solo quería escuchar mi verdad, tal vez era la mejor persona para hacerlo, puede que fuera así, pero era mi decisión y la tomé pensando siempre en lo mismo, en mí mismo.

Perry Smith

Los días pasaron, los recuerdos aumentaron y el dolor de cabeza por el desgaste emocional me derrumbaba, recordaba cómo pasé cada noche cargando un peso que creía soportar, cuánto me equivoqué y allí cuando todo estaba perdido, apareció él una vez más, los periódicos decían que Capote reveló su nuevo libro, cuando entendí la magnitud de aquel momento, no era un libro, era mi vida hecha pedazos en palabras frías que según él me describían pulcramente, no sabía que decía aquel escrito pero allí entendí que acababa de perder lo único que me quedó después de aquella noche, a partir de ese instante las cosas no cambiarían, este tan solo era el principio de mi fin.

Está historia empezó siempre por el fin, pero yo tenía un inicio y aquella historia derrumbaba toda mi vida a su paso, todo cambió cuando supe que mi fin se acercaba, la rabia me dominaba, allí estallé y conté lo que comenzó con todo lo que me destruyó, no fue fácil pero aquí empieza, para mí era un robo perfecto, cuando revisé todo no había nada, solo personas que habíamos asustado, nos habían visto y teníamos que hacer algo, pero no sabía qué, Dick tampoco, hasta que la única idea que surgió aquella noche fue terminar todo desde la punta fría del arma, el resto fue un completo fuego sin más, uno por uno los maté, sin importancia sobre sus vidas, solo cabía una cosa en mí cabeza, ser libre de mí mismo y solo lo fui cuando los maté.

Para mí eso fue todo, para la gente fue el reflejo de una muerte más, pero para los Clutter fue un instante en el que todo acabó, no tuve paz hasta que llegó mi hora, una soga dónde había visto morir mis ilusiones junto a muchas personas, un salto al vacío que acabaría con todo, no fue mi decisión morir, ese era el castigo por culpar a los Clutter por mi desorden mental, fueron unos minutos dónde perdí la respiración y me arrojaron, todos me miraban con impacto, pero sus ojos disfrutaban del placer que yo tuve aquella vez, hasta que apague la luz de mis ojos, nunca pedí perdón, porque sabía que no lo quería, no merecía nada, de esa forma acabé con todo aquella noche fría empezando por mí moral.

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