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El género que creó Truman Capote

Por: Santiago Anzola Cantor
Programa de Comunicación Social – Periodismo
Taller de periodismo narrativo y literatura

Capote, un genio no solo de la escritura, también del engaño, de la egocéntrica, de la falta de tacto y del oportunismo, cualidades que compartiría con Perry Smith y Richard Hickock, unos asesinos que no sabían lo que hacían hasta ver la sangre e intentaron huir de aquel matorral llamado Kansas.

Vamos por partes, ¿Qué llamó la atención de Capote para realizar esta obra? Pues su ímpetu de ser un periodista de gran calibre, visionario a que su próxima obra debería de superar el anterior con creces, un espíritu que nunca se le desacredita, más aún, del tema tan sensible que estaba por explorar como lo fue aquellos asesinatos A sangre fría.  

Valoro muchísimo ese esfuerzo… o mejor, la máscara que se puso frente a los autores del crimen, Perry y Richard, simulando ser su amigo, su socio fuera de las rejas, su luz al final del túnel, carga que tuvo aún después de la muerte de sus “fuentes de inspiración” y de él mismo. Pero ¿Capote si llegó a sentir algo por estos 2 individuos? La respuesta queda, al igual que sus próximos libros después de A sangre fría, inconclusas y con dudas si en realidad hubo algo entre estos más que uso para los ojos de Capote o de esperanza en los ojos de Perry y Richard.

Vamos a dar un paso a paso, Truman fue un sucio estratega por entregar su obra magna; sucio por la forma en que jugó con la esperanza de dos reos que merecían su final más pronto que tarde, ir más allá de una primicia fue una cosa, el moldear la realidad de estos sujetos que se la pasaron en cuatro paredes por un par de años, como fue el caso de Perry con su hermana, mintiéndole ásperamente, es otra; dio cancha para que confíen sus más oscuros secretos. Desenmarañando el pasado de los dos, Capote se sintió identificado en la soledad y marginación, eran muy parecidos por esa exclusión social, solo que uno de ellos enfrentó ese golpe siendo el centro de atención del glamour y excentricidad, los otros lo desahogaron con rabia y casquillos humeantes.

Ahora los asesinos, que a diferencia de otros que sacaban pecho por sus actos, estos, avergonzados, querían mostrar una cara particular, una en que ellos deseaban nunca haber cometido ningún crimen y poder pasar desapercibidos, lo que pasó no fue culpa de ellos, simplemente un “trágico impulso”. Capote se les acerca con la excusa de dar su versión del caso, ellos lo ponen como el único pilar que les queda, su As bajo la manga que no pueden utilizar cuando quisieran. Entre los encuentros que tenían se llegó a desarrollar con las miradas algo entre Capote y Perry, supongo que fue una amistad sincera en algún punto, quizás fue una chispa de amor, o solo fue confusión. Como digo, Truman jugó con la “inocencia” de dos homicidas por interés personal.

Siento que la peor parte que pudieron tener los perpetradores, fue en alargar su tiempo de espera, en soledad y en sus propios pensamientos, la película encaja este panorama gris de la manera más limpia posible, dando skip times, pero ¿Qué dolió más? ¿Ser condenado a la horca o que la persona que te juró sacar de la condena de muerte te engañó contando la verdadera historia del crimen y dejándolos ver como unos monstruos, no haga más que verlos desde lejos?

Por último, hablar del espacio donde se desarrolló esta crónica, Kansas, me tomo algo por sorpresa, en el libro se me incrusto la imagen de algo muy mal organizado, abandonado y plano, en la película se deja ver que es más movido y activo… pero ¿Es tan frívola como lo plantean? Estar cerca de Texas es suficiente referencia para imaginarnos una pelota de paja rebotando sobre la arena en un día caluroso. Esta ilusión se desvanece rápidamente a la hora de leer los primeros capítulos del libro, el color de la ciudad deja de ser un amarillo armadillo a un azul lloroso y melancólico, una ciudad fría que Capote planta para dar respuestas a todas las incógnitas.

Podemos criticar su forma de actuar frente a la prensa, su egocéntrica y sofisticada máscara de pretensiones e hipocresía, pero sus resultados estuvieron a otro nivel, dejando en claro que el vino a hacer historia en el mundo del periodismo, en el mundo de la crónica, en el mundo de la no ficción: y por supuesto, en la creación de esta reseña.

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