Por: Nicol Dayan Jojoa Guerrero
La artritis reumatoidea es una condición autoinmune crónica que afecta a miles de personas en el país, pero que ocasionalmente ocupa una conversación pública. Aunque generalmente se asocia con personas mayores, en Colombia existe una población que convive con inflamación articular, rigidez en las articulaciones (muñecas, dedos, rodillas, pies), crisis de dolor y un sistema de salud que ocasionalmente responde a tiempo.
¿Quiénes pueden verse afectados por la artritis reumatoidea?
La artritis no tiene edad de afectación, ni preferencia de género, pues puede afectar niños y niñas, jóvenes y adultos, aunque suele ser más frecuente en mujeres y afectar personas entre los 20 y 60 años. No existen cifras oficiales, pero organizaciones de salud estiman que miles de casos permanecen subdiagnosticados por falta de especialistas y desconocimiento general de la enfermedad.
La artritis reumatoidea debilita las estructuras articulares, particularmente el cartílago, que normalmente protege la articulación y permite que esta se mueva de forma suave. El cartílago también absorbe el golpe cuando se ejerce presión, por ende, sin la cantidad normal de cartílago, los huesos bajo el cartílago se dañan y se rozan, esto es lo que causa dolor, inflamación, rigidez y limitación de movimiento. La condición puede presentarse en una o varias articulaciones y su progresión depende de factores genéticos, ambientales y acceso oportuno a tratamientos.
En Colombia, la poca cantidad de reumatólogos y los prolongados tiempos de espera aumentan el riesgo de que se reciba un diagnóstico tardío, lo que puede terminar en daño articular permanente.
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Signos de alarma que pueden pasar desapercibidos
La artritis reumatoidea no siempre presenta señales evidentes, incluso, el desconocimiento provoca que los primeros síntomas sean confundidos con lesiones, dolor muscular, estrés o cansancio.
Algunos de los síntomas más comunes son:
- Dolor articular persistente
- Deformidad articular
- Articulaciones inflamadas y sin mejora
- Rigidez articular que dificulta la rutina
- Fatiga crónica
- Limitación en actividades físicas
Jhoana recuerda que, al inicio de su enfermedad solía escuchar comentarios como “eso es pereza”, “seguramente no dormiste bien”, “te duele porque hiciste mucha fuerza”. Frases que retrasan la búsqueda de atención médica y también aumentan el estigma sobre los que conviven con esta enfermedad.
Desafíos del sistema de salud en Colombia
El acceso a tiempo para un diagnóstico y tratamiento especializado para la artritis reumatoidea es uno de los mayores retos, pues en Colombia hay muy pocos reumatólogos, tal y como lo indica un estudio reciente liderado por la Liga Panamericana de Asociación de Reumatología (PANLAR), donde se evidenció que hay un reumatólogo por cada 253.255 habitantes, ubicado en la posición 14 de 19 países de la región, lo que complica la atención especializada a quienes requieren seguimiento constante.
Algunos de los obstáculos son:
- Tiempos de espera muy extensos: una consulta con reumatología puede tardar entre 2 y 6 meses, un tiempo crítico para una enfermedad que avanza velozmente.
- Medicamentos de alto costo: los tratamientos pueden costar millones mensuales y aunque el sistema de salud los cubre, las autorizaciones se retrasan frecuentemente, generando inconformidad en los pacientes y días sin medicación.
- Procesos complejos: ordenes, autorizaciones, formulas, cambios de IPS y verificaciones constantes forman parte de la ardua rutina de quienes requieren atención prioritaria.
- Falta de programas educativos: la artritis requiere fisioterapia, alimentación balanceada y acompañamiento psicológico, pero estos servicios no siempre están disponibles en todas las EPS o IPS.
En Colombia, muchas personas llegan al diagnóstico después de varias consultas médicas, donde ningún doctor o especialista reconoce la enfermedad a tiempo. Esto retrasa el inicio de medicamentos o tratamientos que son esenciales para detener el avance de la enfermedad.
La falta de campañas informativas contribuye a que enfermedades como la artritis se diagnostique tarde. Incluir estas campañas en el sistema de salud permitiría no solo una detección más rápida, sino una disminución de complicaciones a largo plazo.
Adicionalmente, las EPS no suelen dar apoyo psicológico, se enfatizan en el dolor, la movilidad, diagnósticos y medicamentos, dejando de lado la parte emocional que debería ser parte de un tratamiento integral para todos los pacientes.
Jhoana menciona “la enfermedad es una parte, la otra es adaptarse al sistema de salud”.
La experiencia de una joven con artritis reumatoidea
Esta es la historia de Jhoana Guerrero, una mujer diagnosticada con artritis reumatoidea desde los 14 años, pero hoy en día, a sus 43 años continúa adaptando su vida una enfermedad poco visible.
Aunque la artritis puede afectar a cualquier persona, la carga emocional y social es más grande en los jóvenes. En la adolescencia o juventud se enfrentan estereotipos de género, presiones estéticas, estrés, ansiedad y cuestionamientos constantes.
Impacto laboral: dificultades para permanecer de pie o sentada por muchas horas al día, limitación para cargar peso y la necesidad de tomar pausas constantemente pueden ser malinterpretadas como falta de compromiso o pereza.
Estigma social: frases como “pero yo te veo bien”, “eso no puede ser artritis”, “estas muy joven para esa enfermedad”, hacen que muchos jóvenes oculten su diagnóstico para evitar ser juzgados, discriminados o encuestados.
Cambios corporales: algunos medicamentos pueden generar aumento de peso, cambios en la piel o hinchazón notoria, afectando la autoestima en edades donde la imagen corporal es muy significativa.
Bajo estas circunstancias el apoyo familiar es muy importante, Jhoana menciona: “cuando siento que no puedo más, saco fuerzas por mis hijos, ellos me dan ganas de levantarme y luchar día a día. También por el apoyo de mi familia y mi esposo, han estado en los momentos más difíciles y ver que no pierden la fe es muy agradable y me llena de fortaleza”.
Estrategias prácticas que ayudan a vivir con artritis reumatoidea
Las rutinas adaptadas son muy importantes para mejorar la calidad de vida.
Jhoana ha logrado organizar su día a día dividiéndolo en momentos de mayor o menor energía. Estas son algunas recomendaciones que sigue Jhoana y seguramente te pueden servir:
- Manejo del dolor: realizar estiramientos suaves y descansos programados ayudan a controlar la rigidez articular.
- Fisioterapia constante: fortalecimiento de manos, pies y rodillas, movilidad articular y ejercicios de bajo impacto como natación o bicicleta estática.
- Alimentación antiinflamatoria: en las comidas incluye verduras, proteínas, omega 3 y evita azucares procesados y exceso de harinas.
- Ritmo de vida diario: comprender que no todos los días se tienen los mismos niveles de energía reduce frustraciones y previene las crisis.
Estas prácticas no curan la enfermedad, pero ayudan a mantener estabilidad y reducir el impacto negativo en cada circunstancia.
En Colombia se debe hablar más de enfermedades invisibles
La artritis reumatoidea evidencia un desafío más grande, y es la falta de educación pública sobre enfermedades invisibles. Estas condiciones no siempre se ven, pero afectan profundamente la vida de quienes la padecen, pues pueden generar un impacto psicológico que también debe visualizarse desde un ángulo informativo.
La incertidumbre frente a las crisis, la falta de comprensión social y las limitaciones físicas pueden desencadenar ansiedad, frustración y en algunos casos, síntomas depresivos.
Hablar de estas enfermedades ayudaría a:
- Reducir estigmas
- Identificar síntomas a tiempo
- Fomentar diagnósticos a tiempo
- Sensibilizar a la ciudadanía
- Generar políticas públicas más inclusivas
Reconocer este componente emocional no es hablar de fragilidad, sino desde la realidad. Las enfermedades crónicas requieren apoyo médico, pero también comprensión y atención.
Jhoana y su panorama nacional con artritis reumatoidea
En el momento en que Jhoana toma sus medicamentos y organiza su carpeta médica para su próxima consulta, no piensa en la enfermedad como una carga, pues para ella es parte de su vida cotidiana, así como lo es para miles de personas en el país y mundo entero, ella aprendió a convivir con un cuerpo que a veces avanza más lento, pero eso no le resta dirección.
Nos busca inspiración, ni compasión, lo que se busca por medio de esta investigación es visibilidad y reconocimiento para quienes padecen de esta enfermedad. Visibilidad y reconocimiento para quienes caminan más lento, para quienes se levantan con rigidez articular, para quienes cargan un dolor que nadie ve.
La artritis no define a Jhoana, ni a quien padece de esta condición, pero si transforma como se relacionan con su cuerpo y con un sistema médico que puede hace esperar demasiado tiempo.
En un país donde la salud publica enfrenta enormes retos, hablar de estas historias es muy necesario para entender, acompañar y mejorar las rutas de atención.
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