
Por: Gabriela Guerrero Ramírez
La psicología es clave para comprender y atender la violencia intrafamiliar, un problema enraizado en una cultura machista que deja huellas físicas, psicológicas, sexuales y económicas. Aunque Colombia ha avanzado en la creación de leyes, persisten grandes desafíos: el miedo, la dependencia y la falta de información siguen impidiendo que muchas víctimas denuncien y busquen apoyo.
María del Pilar Ramírez tiene 50 años, se dedica a cuidar de adultos mayores y pacientes terminales, es madre de tres hijos y cabeza de familia. Hace 17 años comenzaría a vivir una serie de agresiones por parte de su expareja en estado de ebriedad, cuando ella estaba embarazada de mellizos. Cada episodio lo lleva marcado por los recuerdos temerosos por su vida y la de sus hijos.
Uno de los factores que propició su decisión de separarse fue venir de un modelo de familia con principios y valores, donde nunca fue testigo de su padre faltándole el respeto a su madre, ni jamás tuvo conocimiento de sus hermanos mayores agrediendo a sus esposas. Por otra parte, cuando hacía un curso para ser visitadora médica, tenía a una amiga psicóloga, quien le comentó la frase “El que pega una vez pega diez veces”.
Cada vez que ocurría otro episodio, recordaba sus palabras, que terminarían motivándola para acabar de una vez por todas el ciclo de violencia. Aunque tomó la decisión de denunciar, no hicieron falta los obstáculos con el complicado sistema legal. Su caso lo atendieron las comisarías de familia, lugares donde, en sus palabras, jamás fue bien atendida y, al contrario, se sintió revictimizada.
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El impacto de esta situación fue difícil de sanar; desafortunadamente, nunca tuvo el respaldo de un círculo alterno de ayuda; atravesó todo sola. Y al día de hoy tiene que establecer contacto con su expareja cada cierto tiempo para exigirle el pago de la cuota de alimentos; un proceso extremadamente agotador para ella debido a que el tema económico siempre ha sido su talón de Aquiles. Otro motivo que ha dificultado la superación fue que nunca tuvo acceso a psicólogos, ni terapeutas, mucho menos tiempo; tenía que trabajar para sostener a su familia. Por ende, el único sostén para ella ha sido el acompañamiento de Dios.
A pesar de todo, anima a tomar acciones como separarse y denunciar para exigir justicia. Según ella: “Cuando en una relación se pierde el respeto, no hay nada que hacer; después de asegurar la integridad propia y de los hijos, hay que retomar la vida y fortalecer el amor propio para recuperarse”.

Violencia que marca vidas: la psicología como guía para romper el ciclo
Para Mary Luz González, psicóloga de 40 años, historias como esta tienen un valor trascendental en la sociedad. Durante su carrera, ha trabajado con numerosos casos; para ella la violencia intrafamiliar es un problema complejo que requiere un enfoque integral y multidisciplinario. Sus consecuencias pueden ser a corto y a largo plazo, provocando estragos para la autoestima, la capacidad para establecer relaciones saludables y la salud mental.
En el caso de los niños, desarrollan dificultades en el comportamiento y en el aprendizaje, además de la posibilidad de adoptar conductas violentas en un futuro. Dichas repercusiones son agravadas por los constantes obstáculos que impiden el acceso a la atención psicológica y, por lo tanto, desmotivan para buscar apoyo en profesionales.
Resalta, además, que es crucial prevenir la violencia mediante la educación de género, el amplio acceso a servicios de salud mental y las iniciativas sociales donde participen los hombres, dado que en la mayoría de los casos son los agresores o tienen conductas que pueden ser repetitivas y generan este tipo de violencias en sus familias. Así mismo, se tienen que establecer políticas y leyes que protejan realmente a las víctimas.
La historia de María del Pilar es una muestra de resiliencia; a pesar de tantos obstáculos con la justicia y la sociedad, logró progresar individualmente y cuidar de su familia con una tenacidad admirable. Sus palabras son muy necesarias en un país como Colombia, donde tantas mujeres sueñan con un hogar en paz y no comprenden que, aunque difícil, es posible lograrlo, y como muestra de ello están las mujeres como Mary Luz, quienes se esfuerzan por apoyar adecuadamente a todo el que lo necesite para que reconstruya su vida a pesar de las experiencias negativas.
La violencia intrafamiliar requiere del apoyo del círculo cercano de la víctima y la comunidad, pero también de las instituciones del gobierno para garantizar la protección del pilar fundamental de la sociedad, la familia.
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