En su reciente declaración, el presidente Gustavo Petro abordó varios aspectos relevantes, centrando su atención en el impacto global del COVID-19 en la educación y los estándares educativos. Para obtener una visión objetiva, se compararon los resultados educativos en Colombia con las cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) entre 2006 y 2022.
En el ámbito de las matemáticas, se destacó que el 71% se ubicó en el nivel 1, manteniéndose en este rango desde 2015 hasta 2018, aunque con una reducción del 66%. Preocupantemente, Colombia no tuvo participación en los niveles más altos, 5 y 6, a diferencia de la OCDE que mantiene un porcentaje fluctuante entre el 13% y el 9%. El presidente señaló que esta situación refleja las consecuencias globales de la pandemia, destacando la caída de la calidad educativa a nivel mundial.
En el ámbito de las ciencias, a pesar de una mejora general, en 2022 un 1% se ubicó en los niveles 5 y 6. En comparación con la OCDE, las cifras de estudiantes rezagados en Colombia son el doble. En lectura, fundamental para el conocimiento, se observaron similitudes, con un 51% en el nivel 1, 26% en el nivel 2, 22% en los niveles 3 y 4, y solo un 1% en los niveles 5 y 6.
El presidente expresó su descontento, calificando el sistema educativo colombiano en matemáticas como un «fracaso» en este siglo. Se subrayó la necesidad de abordar estas deficiencias para avanzar hacia la vanguardia tecnológica global. Además, se destacó que el desafío no se limita solo a las ciencias, sino que también se extiende a la lectura, la base del conocimiento.
La situación en Colombia se compara con Finlandia, tradicionalmente considerado un referente, evidenciando que la crisis educativa no es exclusiva de nuestro país. Se hizo hincapié en la problemática en las zonas rurales, donde el acceso a la educación se ha visto afectado, generando desigualdades y limitando las oportunidades para la prosperidad social.
A pesar de estos desafíos, Bogotá se posiciona por encima del promedio latinoamericano y colombiano, acercándose al promedio de la OCDE. El gobierno propone medidas concretas para revertir esta situación, como posgrados gratuitos para docentes en universidades acreditadas y la expansión de la jornada escolar para garantizar una adecuada nutrición de los estudiantes.
En resumen, el presidente enfatizó la importancia de corregir las deficiencias educativas en Colombia a través de programas destinados a fortalecer la formación de los docentes, mejorar la infraestructura y asegurar la nutrición de los estudiantes. Se resaltó el papel fundamental de los educadores como agentes de cambio y se subrayó la necesidad de corregir el rumbo para mostrar la calidad educativa de Colombia ante el mundo.
