Vestido de papaya

Liz PItta, dueña del emprendimiento Cárica, se dio a la tarea de explorar nuevos materiales para crear un producto resistente que fuera aplicable para hacer bolsos, billeteras, collares, tarjeteros, libretas, e incluso prendas de vestir como tops o corsés. Dentro de esta investigación se encontró con las semillas de la papaya, que sometiéndolas a procesos caseros como hervir, moler y secar, lograban un material de alta resistencia como el cuero.

“Hemos obtenido un material que posee similitudes con el cuero, pero que tiene otras ventajas únicas y prometedoras, presenta una resistencia excepcional para ser vegetal y permite variar su composición para lograr tanto textiles rígidos como flexibles, así como definir el grosor deseado, lo que abre un amplio abanico de posibilidades en el ámbito de la moda y la confección”, indicó la resiente ganadora del Premios Lápiz de Acero 2023.

En este proceso Pitta no estuvo sola, la diseñadora digital Selene Orozco la acompañó en su proceso y juntas lograron darle vida a los escenarios de comunicación de la empresa y a buscar procesos de innovación diferenciales para mejorar el producto. Además, en el trabajo colaborativo descubren cada día nuevas implementaciones de su material biotextil.

“Queremos innovar más y más el material, evolucionarlo al igual que la industria textil a través de materiales que no contaminen que sean sostenibles y responsables con el medio ambiente. Queremos mantener la esencia y el origen de esta creación, donde se retome el hacer manual para crear un producto, en donde las herramientas y el material mantengan un dialogo intrínseco para crear una composición armónica finalizada en producto”, puntualizó Orozco.

Desecho para unos, riqueza para otros

A varias personas no les gusta la papaya y por supuesto las semillas de este fruto son desechadas, ya sea en los hogares o en los Fruver o plazas de mercado. Es allí precisamente donde este pare de emprendedoras encuentran el suministro para sus creaciones. El principal proveedor es una frutería ubicada al lado de la casa de Liz, lugar en donde funciona su taller, y la cual les entrega los bultos de pepas para sus producciones. Así mismo, familiares y amigos tienen claro que en sus hogares deben guardar las semillas para envío.

Pero la innovación no queda allí, una vez el artículo o prenda de vestir ha cumplido su ciclo de uso, puede ser dispuesto como abono para plantas o regresar al Cárica para crear nuevas piezas.

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