Fundación Universitaria Los Libertadores

Crónica

Fantasmas que se ocultan por los pasillos de hielo

El Instituto Nacional de Cancerología, un lugar donde se encuentran entre sus pasillos relatos de fantasmas. Fotografía tomada: https://consultorsalud.com/instituto-nacional-de-cancerologia-acreditado/

Es de noche. Un lugar frío, solitario, con aire a tristeza, hace recordar el sufrimiento, enfermedades, enojo y frustración que pasaron varias personas, cada día más largo, un reloj de arena se fue desvaneciendo con el pasar del tiempo. 

Presentado por: Nikol Vanesa Arévalo

Jenny Carolina González

Zeidy Sofía Piedrahita  

El Instituto Nacional de Cancerología, ubicado en el Centro de Bogotá cerca del barrio San Bernardo, es aquel lugar donde han muerto miles de personas, ¡Que difícil resulta eso ahora! deambulan como fantasmas en el mundo de los vivos, frustrados por haber quedado atrapados en la memoria de sus dolores. 

Otros recuerdos son imprecisos, difícil de identificarlos. Las clínicas son el sitio más transitado por la muerte, gritos de auxilio, ruidos de ambulancias, olor a gasolina, sangre. Allí se encuentra la historia de varias personas que tuvieron una vida, independientemente sí fue buena o mala, sin duda alguna estuvo colmada de memorias, pero por azares de la vida y por desgracia del destino la perdieron. 

La mitad de una noche oscura, este centro médico, constantemente es merodeado por fantasmas y sombras sin alma, apariciones y voces que asustan y perturban pacientes, enfermeras y médicos del lugar. 

María del Pilar Flórez Parra, una enfermera especializada en el área de oncología, a lo largo de su carrera ha afirmado ver, oír y sentir presencias de antaño, olvidadas junto al polvo de los corredores que naufragan en los pasillos buscando atención. 

Luces qué se apagan, puertas que se azotan en las paredes, gritos en cuarto solitarios, son cosas con las que los enfermeros conviven diariamente, pero el día en el cual el corazón de Pilar dejó de latir y su piel se puso  del color de la niebla, fue cuando por las cámaras se alcanzaba a ver en la sala de pediatría un niño menor de 3 años que saltaba de un sofá a otro, cuando realmente la sala estaba vacía, y ella era quién se encontraba prestando turno con nada más que el frío de los pasillos y un fantasma juguetón. Fue fácil, ¡Su cadáver ya no pesa! Un escalofrío penetrante recorrió todo su cuerpo y alrededor de unos 4 minutos el pequeño se fue y nunca más volvió a aparecer. 

Algo similar le pasó a José Javier Arévalo Pelayo un enfermero de la planta baja de cancerología, una noche solitaria con la única compañía de un frío abrasador, después de un agotador turno de 8 horas desconectando pacientes, empezó a ver como las camillas que estaban cerca de la morgue empezaron a rodar solas, sin la brisa de ninguna ventana ni el impulso de ninguna persona era imposible que eso sucediera.  

Con miedo y frío que lo invadían. Él no es capaz de describir el temor que sintió en este momento, se quedó completamente petrificado inundando en un profundo miedo, porque al ejercer por tanto tiempo esa profesión nunca había pasado por algo similar 

Esto es un minuto o una eternidad  

Es de día, deambular por la ciudad han generado historias sobre lugares y fenómenos asociados con la muerte. A pesar de vivir en un tiempo donde las teorías basadas en la evidencia científica y en esquemas con resultados medibles y explicables son la base de la sociedad moderna, son abundantes las historias sobre hechos poco creíbles y extravagantes, que circulan de boca en boca como si de verdades indiscutibles se tratasen.   

Ha sido un día difícil y complicado, saca de su morral algunos tacos y prende el microondas para calentarlos acompañados de un humeante café que saborea en un Coffe Therms. Esta callada aquella enfermera mira a su alrededor hasta que detiene la vista, cerca de ese pasillo queda la morgue, caminando lentamente donde se gira para subir al ascensor hay un espejo, veo una muchacha sentada en el piso derramando lágrimas por sus ojos “Pensé que era una compañera mía” se acerca, su alma y cuerpo eran los únicos en ese pasillo.  

Los testigos manifiestan haber visto personas que han fallecido. Ha habido gran número de testimonios sobre sensación de ser observados, escalofríos, inquietud, que se han desechado por lo subjetivo y explicable desde un punto de vista físico de los mismos. 

Teniendo en cuenta que esto se ve reflejado en las horas de la noche, sobre todo en la madrugada y lugares como área de urgencias, cuidados intensivos, hospitalización, quirófanos, siendo éstos el lugar más ligado a la muerte inmediata de un paciente. Aunque mayoritariamente en el turno de noche no influye la actividad asistencial que le rodea. Suele provocar una modificación inmediata en el medio sin mayores repercusiones posteriores. 

Los pasillos fríos del Instituto Nacional de Cancerología donde se viven en algunas ocaciones experiencias paranormales. Fotografía tomada por: Fresia Camargo.

Esto sigue… 

En el instituto de cancerología una noche muy pero muy fría con pasillos lejanos y pocas personas transitando en ella, relata un médico que a partir de ciertas horas a vivido experiencias paranormales que han hecho que su piel se erice su boca que seque y su mirada se congele de frío por sentir aquellas sensaciones extrañas al percibir criaturas que no son de este mundo. Menciona que esa misma noche después de realizar sus actividades como médico, hizo una de sus rondas donde en ese momento sintió hambre y decidió ir al sitio donde se podría alimentar, de camino sintió un leve viento y observó con delicadeza si alguien lo seguía, pero no vio a nadie, siguió y siguió caminando sentía que el pasillo nunca se iba acabar, los minutos se le hacían horas, los instantes eran eternos sentía ahogo, cuando logró llegar a las escaleras sintió que alguien lo tocaba y minutos después lo llamaron para asistir un caso de un paciente que hace pocos minutos había fallecido. En ese instante pasó una gruesa y dura saliva que lo hizo pensar que esa persona se estaba despidiendo de él. 

Sostenía que el turno de noche no es de su agrado ya que no hay tanta fluidez de personas, y que por ello se siente la presión y la angustia de que algo paranormal puede pasar, de igual manera relata que en el día pasa pero no con constancia, suele suceder en los espacios menos transitados y así mismo  cualquier médico, o enfermero va solo por estos oscuros y fríos pasillos que transitan con almas en pena, niños sin poder tener una vida tranquila por sufrir de este fatal y tenebroso cáncer que acaba con la vida de ellos sin piedad sin un respiro de tranquilidad. 

Otro caso similar, es de la señora Claudia Patria Casallas, auxiliar de enfermería del turno de la noche donde habla de sus experiencias en estas noches largas y amargas, de fríos intensos y horas largas. Comenta que ha tenido experiencias inigualables que no le desea a nadie pasar y es que, con su voz delgada, su respiración fuerte dice que cree en lo paranormal desde que inició a trabajar en el hospital donde evidenció muertes de bebés y hasta personas adultas, donde al principio era una experiencia difícil y ahora es algo común ver fallecer y dejar ir el alma dejando el cuerpo como santuario sagrado de los recuerdos y experiencias de ese ser querido que ha dejado el mundo. 

Mediante su experiencia en este hospital dice que desde que inició su proceso como auxiliar de enfermería ha vivido pocos sucesos paranormales pero que han sido grandes marcas en su vida, sobre todo ver ir a un indefenso y pequeños niños que sin fuerzas y con ganas de vivir, no puede defenderse de este feroz y atroz mal que es el cáncer. 

Por otro lado, está la proyección que hace pensar, la mayoría de los fantasmas que las personas ven y que están en ellos mismos, son proyecciones mentales para manejar ciertas situaciones; dependiendo de sus creencias tratan de buscar la respuesta más lógica. A pesar de que esta sea una creencia universal, cada quien tiene su propia imagen acerca de un fantasma y lo describe de manera única y personal.   

En la mayoría de las culturas, los fantasmas se asocian con una sensación de miedo, temor e inseguridad, otras veces esta creencia es confortante porque se les ve como protectores en el caso de familiares cercanos. Es común que estos seres sean perceptibles en la oscuridad y en la soledad. En la noche junto con las madrugadas frías hay sombras, luces, silencio y se escuchan sonidos que normalmente en el día no se logran escuchar. Todo esto ayuda a la visión de fantasmas. “Es imposible entender a la oscuridad si aún no te has bañado en ella” (Anónimo)

Click to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Facultad Ciencias de la Comunicación | Fundación Universitaria Los Libertadores | Vigilada Mineducación | Copyright © 2021 | Todos los derechos reservados

Connect