
En Cartagena, el Jueves Santo no fue solo un día de recogimiento religioso. También fue un día en el que la vida, amenazada por la desesperación, encontró manos dispuestas a sostenerla.
Al amanecer, el mar que bordea el sector conocido como kilómetro cero fue testigo silencioso de una escena dolorosa. Johana, nombre revelado por las autoridades, una joven de nacionalidad venezolana, caminaba hacia el agua con la intención de no regresar. Había sido víctima de abuso sexual, según relató ella misma tras ser rescatada, y ese dolor, profundo y solitario, la empujó al borde.
Fue un mototaxista anónimo quien, al verla avanzar con la mirada extraviada, dio el primer aviso. Luego, la patrullera Cindy Páez Madrid, de la Policía de Bolívar, junto al intendente Linares y funcionarios de tránsito, llegó al lugar. En una operación sin reflectores, pero cargada de humanidad, la joven fue rescatada antes de que el mar cumpliera su promesa.
“Si decidí ser policía fue para esto: para proteger y cuidar”, dijo luego la patrullera Páez. Tras el rescate, Johana recibió atención médica y acompañamiento psicológico. La Policía activó el protocolo para víctimas de violencia sexual y aseguró que la investigación será rigurosa.
Entre tanto, en el barrio Crespo, otro punto de Cartagena se convirtió en escenario de emergencia. Una joven, en aparente estado de confusión emocional, había subido al techo de una vivienda. Desde la calle, vecinos y curiosos grababan la escena sin saber si lo que estaban viendo sería una tragedia o un rescate.
Fue el bombero Francisco Murcia quien subió hasta la cubierta y se sentó a hablar con ella. No hubo alarde, solo una conversación entre alguien que no quería seguir y alguien que no quería dejarla ir. En un momento breve y decisivo, aprovechó que ella desvió la mirada para sujetarla por la cintura. Pero el tejado no resistió el peso de ambos. Cayeron dentro de la vivienda. Salieron con golpes, raspones, y una vida más que no se perdió.
El secretario del Interior, Bruno Hernández, y el director del Cuerpo de Bomberos, Jhony Pérez, estuvieron presentes en el sitio, acompañando a la mujer y al rescatista. Ambos fueron trasladados a centros asistenciales y se encuentran fuera de peligro.
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Cartagena apuesta por la vida
Las dos escenas sucedieron el mismo día. Dos mujeres, distintas en rostro y circunstancias, estuvieron a punto de rendirse. Pero no lo hicieron. Porque una ciudad, a través de su gente y sus instituciones, decidió intervenir.
Según cifras del Departamento Administrativo Distrital de Salud (DADIS), Cartagena registró en 2024 una disminución del 18 % en los intentos de suicidio en comparación con el año anterior. Aun así, fueron más de 450 casos en los que la vida pendió de un hilo. Estas cifras no son estadísticas frías: son nombres, historias, heridas abiertas y, a veces, por suerte, cicatrices cerradas.
El Cuerpo de Bomberos de Cartagena reiteró su compromiso con la seguridad y recordó que, ante cualquier emergencia, los ciudadanos pueden comunicarse a la línea 119. La Policía, por su parte, hizo un llamado a confiar en los canales institucionales de apoyo y denuncia.
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