El parto es un proceso instintivo, primitivo, casi que animal. Un momento armonioso, natural y propio de la mujer que, con el tiempo, se ha ido perdiendo detrás de la biomedicina y sus especializaciones. Un nacimiento saludable y la seguridad de la madre se han vuelto sinónimos de los procesos de parto puramente medicalizados y quirúrgicos, ignorando otras prácticas médicas alternativas que permitan reconciliar a la mujer con su maternidad y el profundo peso emocional detrás de dar vida.
Así, dentro de la cosmovisión actual del nacimiento surge la necesidad de entender el parto desde su concepción natural y cultural, analizando primeramente el rol que ejercen las parteras urbanas y profesionales en dichas prácticas médicas alternas que han llevado a varias madres colombianas en los últimos años a vivir de otra manera su gestación.