Creo en los campesinos, trabajadores de la tierra
Cultivadores de la papa y el arroz.
Creo en la cosecha, su único sustento y su herramienta
que fue cultivada por obra y gracia de su familia.
Nacieron de una María, una Mireya , una Cecilia u otra mujer,
benditas por ser las madres de quienes laboran el campo.
Padecieron bajo el mandato de muy malos gobiernos,
fueron dejados en bancarrota, amenazados y luego desplazados.
Bajaron a los suburbios de la ciudad
y meses después, siguen tratando de ganarse la vida.
Están rompiéndose el lomo como trabajadores de muchas empresas, todopoderosas en Colombia y desde allí laboran para vivos y muertos.
Creo en la justicia, la Constitución Política de Colombia,
las prestaciones para los trabajadores, la información sin parcializar y en la patria.