En un reciente estudio liderado por la experta en enfermedades infecciosas de la Universidad de Stanford, Julie Parsonnet, se ha descubierto que la temperatura corporal media del ser humano ha caído a 36 grados centígrados.
Este hallazgo representa una disminución de entre 0,6 y 1 grado en comparación con la referencia establecida de 36,6 a 37 grados, que ha sido utilizada durante siglos como parámetro estándar para detectar fiebre y otros problemas de salud.
La investigación, que abarcó cientos de miles de mediciones tomadas a lo largo de 150 años, indica que este cambio se debe a múltiples factores.
Las mejoras en la nutrición, el acceso a servicios de salud de mayor calidad y la disminución de enfermedades infecciosas han contribuido a esta evolución en la temperatura corporal. A medida que las condiciones de vida han mejorado, la temperatura corporal promedio ha mostrado una notable adaptación.
Los científicos aclaran que la temperatura corporal no es un indicador uniforme para todas las personas. Factores como el sexo, la hora del día, el estado de salud y la ubicación del cuerpo donde se realiza la medición pueden influir significativamente en los resultados. Además, el tipo de termómetro utilizado también puede alterar la lectura.
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¿Qué implica para la medicina la nueva temperatura corporal?
Este ajuste en la temperatura corporal implica que los profesionales de la salud deben actualizar sus métodos de diagnóstico y monitoreo. La tradicional cifra de 36,6 grados, establecida por el médico alemán Carl Reinhold August Wunderlich en el siglo XIX, puede no ser representativa de la realidad actual.
Los investigadores sugieren que, con menos exposición a factores de riesgo, la temperatura corporal ha descendido, lo que requiere una revisión de cómo se diagnostican condiciones como la fiebre.
Este avance subraya la capacidad del cuerpo humano para adaptarse a sus condiciones, así como la importancia de que la ciencia continúe revisando y actualizando parámetros fundamentales para la salud a medida que se adquiere un mayor conocimiento sobre el cuerpo y su entorno.