Por Daniela Olaya Herrera del programa de Comunicación Social–Periodismo, de la Universidad del Tolima, Ibagué.
Aunque existen ciclos de vacunación obligatorios, se debe tener en cuenta que la vacuna, si bien es efectiva para controlar la enfermedad, no asegura su erradicación.
Pese al alto impacto económico de la brucelosis en el país, los altos costos del proceso de certificación como predio libre de brucelosis se han convertido en un obstáculo para los ganaderos. Según el ICA, sólo el 1,24% de las ganaderías del país están certificadas.
“Yo me jactaba hace unos años de que el 100% de los predios que yo atendía como veterinario particular eran libres de brucella. En este momento tengo solamente dos predios y a todos los demás los saque. A esos dos predios les estoy pidiendo el favor que se salgan. Es la tristísima realidad”, afirma el médico veterinario y ganadero Camilo Espinosa quien estuvo 15 años en el proceso. Además, cuenta cómo la certificación ha cambiado, complicandose cada año y produciendo cada vez más desconfianza en las autoridades.
La brucelosis causa aborto, baja en el periodo de producción de leche y otro problemas de salud. Las pérdidas para los ganaderos superan los 6 millones de pesos por animal y, al ser una enfermedad zoonótica, que se puede transmitir a los hombres, existe un riesgo alto de contagio para los trabajadores del sector.
Según el médico veterinario y ex-gerente de la Asociación de Ganaderos de Facatativá (Asoganaderos) Juan Bernardo Villegas, esta enfermedad tiene un alto riesgo laboral para veterinarios, ganaderos y los trabajadores de las fincas, pues son los más expuestos. Además resalta que esta problemática está inexplorada, pues cuenta con muy pocas investigaciones al respecto.
Ya en términos económicos y si el animal es identificado como positivo, el ganadero debe cargar con los gastos de transporte al matadero, más la eliminación (la cual no es remunerada) y por último la cuarentena total de la finca, lo cual significa la pérdida total de la inversión. Es por esto que ganaderos como Rafael A. González afirman que se sienten solos a la hora de afrontar la positividad de un animal.
La brucelosis: un problema nacional
La brucelosis afecta el crecimiento de Colombia con respecto a la exportación. Un documento que recopila las normas destinadas a mejorar la sanidad y el bienestar animal en el mundo, llamado el Código Sanitario para los Animales Terrestres, emitido por la Organización Mundial de la Sanidad Animal (OIE), indica que, “las autoridades veterinarias deberán exigir las condiciones prescritas (..) que correspondan al estatus sanitario de la población de animales del país, de la zona, del rebaño o de la manada de exportación respecto de la infección por Brucella”.
El documento hace referencia a las distintas pruebas serológicas que certifican la positividad de un animal (no solo la vacunación) que deben pasar los productos o el animal para su exportación, es decir los predios deben estar certificados como libres de brucella.
Es por esto que la erradicación, como lo señala la OIE, debe acompañarse con pruebas diagnósticas que no solamente verifican la positividad de un animal, sino que también permiten evaluar el estado sanitario del país y su avance en la batalla contra la enfermedad.
En Colombia, el control que recomienda la OIE no está funcionando de manera adecuada, los números de certificación siguen siendo bajos y el país está en clara desventaja en la cantidad de productos bovinos que podría exportar y los que está exportando.
Certificación de predio libre de brucelosis
En Colombia existe un documento que recopila los procedimientos para el control de esta enfermedad oficial, el cual tiene su última actualización en la resolución Nº 075495 del 15 de septiembre del 2020. En este documento se especifica la importancia de la erradicación de la enfermedad, el proceso de vacunación y como uno de los puntos más importantes presenta los requisitos para la certificación y recertificación como predio libre de Brucelosis.
El proceso de certificación consta de varios pasos, el primero: la visita de inspección la cual revisa los requisitos de infraestructura y la población animal presente en la finca. Si la visita de inspección es aprobada, seguiría el esquema de muestreo dentro del cual se realizan dos muestreos con un intervalo de 4 a 6 meses que deben ser practicados al 100% de los animales en edad reglamentaria. Hay que resaltar que estos dos exámenes son costeados en su totalidad por el ganadero.
Si salen animales positivos se les realizará dos pruebas confirmatorias, además el predio entraría en cuarentena. Esta cuarentena implica restricciones a la movilización de los animales y vigilancia activa en los predios vecinos. Si finalmente el o los animales salen positivo a las pruebas confirmatorias será trasladado a un matadero autorizado para su posterior eliminación.
En el caso de la recertificación el ganadero deberá presentar el RUV (Registro Único de Vacunación) y los resultados negativos, treinta días antes del vencimiento del certificado. En este proceso si llega a presentar animales positivos la finca entra en cuarentena.
Aunque este documento se estudia y actualiza con regularidad por parte del ICA, existen quejas por algunas irregularidades a la hora de definir la positividad de un animal, según un artículo publicado por la revista CONtexto Ganadero llamado “Denuncian errores en recertificación de predios libres de brucelosis” publicado el 17 de agosto 2018. Algunos productores y veterinarios aseguraron que aunque las pruebas serológicas realizadas dentro del esquema de muestreo salieron positivas y resultaron en la eliminación del animal, un análisis posterior, encontró que no estaban infectados.
Dentro del artículo, los productores señalan que la positividad se debe a la vacuna (cepa 19) y no de campo. El ICA responde que la vacuna es segura y de suma importancia para el control de la enfermedad y que “no siempre una muestra negativa de tejidos indica que las otras pruebas fallaron o que efectivamente el predio es negativo y hubo un error, pues es muy pequeña la probabilidad de que la bacteria esté presente en esa porción”.
Pero esta respuesta no es suficiente para los ganaderos y veterinarios. Aunque esta enfermedad es asintomática en hembras no gestantes pero sintomática en hembras gestantes, para el veterinario Espinoza es muy raro que en muchos casos de predios que maneja, el ICA identificara como positivas a vacas adultas y gestantes que nunca presentaron síntomas.
“Tengo el caso de una finca donde llevo cinco años trabajando y siguen en problemas. El ICA les pide que sacrifiquen unas vacas a pesar de que estás siguen pariendo y están sin síntomas. Entonces le dicen a la ganadera que tiene que matarlas pronto para acelerar el proceso. Ella piensa que no está avanzando ya que lleva cinco años eliminando animal por animal en cada proceso. Ella siente que lleva cinco años en lo mismo” señala Espinoza.
Otro problema que presenta la resolución es la socialización de esta. Para los veterinarios Villegas y Espinoza, y el ganadero González nunca se ha abierto la puerta para la conversación de las resoluciones. Aunque existen foros y espacios en los que se pueden presentar inconformidades, Espinoza señala que no ha recibido una contestación positiva o negativa a sus cartas. Para Villegas estos espacios son paños de agua tibia por parte del ICA. Así mismo, para el ganadero Rafael González la comunicación con el ICA es nula y siente que se les imponen las reglas del juego sin escucharlos.
Dada la importancia económica para la producción ganadera, los procesos de certificación deberían ser obligatorios para su inspección y erradicación según Villegas y Espinoza. Además estos veterinarios experimentados sienten que las decisiones se toman sin tener en cuenta la realidad y estado de la enfermedad en el país.
“Uno siente que los funcionarios del ICA son personas que se dedicaron a una oficina y a cumplir temas burocráticos. Y las normas que simplemente se copian y pegan de otros países. Ninguno de sus veterinarios tiene conocimiento del negocio ganadero, entonces ellos piensan que para un ganadero que lleva años, es muy fácil coger y sacrificar sus animales cada seis meses por una norma ICA” sostiene Espinoza.
Y por último, una de las problemáticas que no abarca la resolución es el apoyo al ganadero cuando el predio sale positivo. Es verdad que el ICA establece que las pasteurizadoras deben pagar una tarifa de 14 pesos por litro de leche a los productores certificados como libres de esta enfermedad, pero según Espinoza muchas pasteurizadoras no cumplen con esta tarifa.
“Hay clientes míos certificados que tienen un precio muy bueno (..) hay otros clientes que tienen un precio igual y no están certificados. Realmente si uno lo mira, esa plata de la bonificación sale del bolsillo de la pasteurizadora. Prácticamente a la pasteurizadora lo que menos le importa es que el ganadero esté certificado, ya que es un costo adicional para ellos. Adicionalmente si la leche está contaminada con brusela, esa leche pasa a pasteurización. El peligro es cuando una finca es positiva y se venden los productos crudos al público en donde la gente se pueda contaminar” afirma Espinoza.
Además de esto la resolución no hace referencia a los pagos por eliminación del animal que a diferencia de otras enfermedades como la tuberculosis si se tienen; y por los costos que conlleva la cuarentena del predio, lo cual para Villegas genera pérdidas económicas monstruosas.
Todas estas problemáticas generan que el ganadero se sienta solo a la hora de afrontar las dificultades. “Yo sigo en el proceso por convicción” afirma Rafael González, además señala que la mayoría de ganaderos se salen del proceso como consecuencia de una legislación que sobre todo apoya a los vendedores, dejando solos a los ganaderos frente al manejo de la enfermedad dándoles pocas garantías y beneficios. “El futuro del proceso es incierto. Yo creo que con el paso del tiempo va a retroceder” señala González.