Redactado por: Laura Camila Roberto Acosta
Desde Montería, el presidente Gustavo Petro sugirió la reanudación del proceso de paz con los paramilitares, un asunto que ha generado controversia y discusión en el ámbito político de Colombia. De acuerdo con Petro, el proceso que comenzó durante la administración de Álvaro Uribe no ha culminado y, por lo tanto, es crucial reiniciar las conversaciones para alcanzar una paz perdurable.
El mandatario sostuvo que los exlíderes paramilitares, especialmente, sufrieron traiciones durante el desarrollo del pacto, lo que dejó heridas profundas en la senda hacia la reconciliación. «En esta ocasión, sin traición, sin temor a la verdad», manifestó Petro, subrayando la importancia de tratar el asunto con sinceridad.
Petro también indicó que numerosos individuos en aquel entonces, vistos como «héroes» por ciertos sectores sociales, entre ellos políticos y empresarios, fueron los que finalmente entregaron a estos excombatientes a la justicia de Estados Unidos. A su parecer, esto no solo representó una traición, sino una evidente señal de que la paz no puede edificarse sobre fundamentos de desconfianza.
El mandatario subrayó que la paz debe ser un proceso basado en la palabra y la comprensión mutua, y no mediante acciones unilaterales que solo llevan a una mayor división. Su propuesta de implementar una nueva mesa de diálogo tiene como objetivo rectificar lo que percibe como un proceso mal finalizado, subrayando la relevancia de identificar las verdades que se han mantenido encubiertas durante años.
Las enseñanzas del proceso de paz con los paramilitares
Las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) se desmovilizaron en 2006, después de su desarme, se estableció el tribunal especial Justicia y Paz para evaluar sus actos en el conflicto bélico. Estas vivencias anteriores aportan enseñanzas valiosas que, de acuerdo con Petro, deben ser consideradas para prevenir la repetición de los mismos fallos.
La propuesta del presidente Gustavo Petro ofrece un espacio para meditar acerca de cómo se pueden gestionar los procesos de paz en Colombia, considerando no solo las deslealtades pasadas, sino también la necesidad de edificar un futuro donde la justicia y el diálogo sean los cimientos esenciales. La convocatoria a una nueva mesa de conversación podría representar el inicio de una reconciliación auténtica y perdurable en la nación.