El 26 de abril de 1986, en la central nuclear Vladímir Ilich Lenin, al norte de Ucrania, parte en aquel entonces de la Unión Soviética, se adelantaba un mantenimiento rutinario que terminaría con consecuencias catastróficas.
Redactado por: Edward S. Sánchez
Era la tarde del 25 de abril. El equipo que operaba la Central de Chernobyl se disponía a realizar unas pruebas para conocer la reacción de los generadores en caso de que las turbinas dejasen de funcionar; pero a raíz de un apagón en una de las plantas, se tuvo que posponer, quedando a cargo de obreros que no habían trabajado en el experimento y por lo tanto, no estaban bien preparados.
En la madrugada del 26 de abril, más precisamente a la 1:23 am, se dio inicio a la prueba cortando el vapor a las turbinas; este se acumuló en las calderas y al no lograr enfriarlo ni estabilizarlo, una de ellas explotó, creando un agujero en el techo del cuarto reactor y dejando descubiertas las barras de grafito que, al contactar con el aire, generaron una segunda explosión aún más fuerte incinerando directamente a 30 personas y exponiendo el núcleo del reactor. A raíz de la explosión, se formó una nube de material reactivo que terminaría expandiéndose por toda la atmósfera. De hecho, se estima que la explosión fue 500 veces mayor que la ocasionada por la bomba atómica de Hiroshima en 1945.
Al principio, nadie sabía las consecuencias de la explosión y el accidente no tuvo ninguna repercusión en los medios de comunicación, pues la Unión Soviética quería mantenerlo en secreto al considerarlo un riesgo político. Aun así, ya era demasiado tarde. En cuestión de días se detectó radiactividad en al menos 13 países europeos y se activó una alarma internacional, obligando a los soviéticos a anunciar el desastre nuclear el 28 de abril. La radiación se extendió por varios países, pero los más afectados fueron Ucrania, Rusia y Bielorrusia.
La planta se encontraba a tan solo 3 km de la ciudad de Pripyat, con una población de 53 mil personas, quienes no fueron informados del peligro que corrían, quedando expuestos a inmensas cantidades de radiación y siendo desalojados del pueblo solo hasta 36 horas después del incidente. Días más tarde, las personas comenzaron a enfermar, sobre todo los niños, prendiendo las alarmas del personal médico. Para el 5 de mayo, 335 mil personas habían sido desalojados de los pueblos aledaños y se ordenó la construcción de un sarcófago para evitar la exposición de la radiación al exterior. Dicha estructura se agrietó, y en 2016 se construyó uno nuevo que se espera dure por lo menos 100 años.
A causa de los altos niveles de radiación, se estima que al menos 500 mil personas enfermaron o murieron de cáncer y problemas en los órganos durante los años venideros al accidente, mientras que miles de mujeres dieron a luz a niños con malformaciones. Además, la vegetación quedó destruida y los daños naturales se siguen notando hasta el día de hoy.
Chernobyl es ahora un pueblo fantasma, permanece vigilado y está prohibido el paso en un radio de 30 kms; aunque algunos animales han logrado adaptarse y sobrevivir, los científicos estiman que los seres humanos podrán ingresar allí nuevamente sin ningún peligro hasta dentro de 2 mil años.