Redactado por: Sneider Calderon
Un estudio reciente de University of Cambridge publicado en 2025 sugiere que los marcos culturales podrían estar subestimando lo que ocurre dentro de nosotros: según sus hallazgos, el cerebro humano continua formándose y reorganizándose hasta los 32 años.
Cuando pensamos en adolescencia nuestro cerebro comienza a imaginar en hormonas, rebeldía, búsquedas de identidad, dudas existenciales. Para muchas sociedades, la “juventud” parece acabarse cuando se cruza el umbral de los 20 o, en el mejor de los casos, los 25.
Con base en resonancias magnéticas de más de 3.800 personas entre 0 y 90 años, los científicos identificaron cinco “épocas” vitales en la arquitectura neuronal, con cuatro puntos de inflexión claves: a los 9, 32, 66 y 83 años. 
Nacemos, Reorganizamos y Comenzamos de nuevo
• 0 a 9 años: la infancia cerebral. Durante esta fase se produce una explosión de conexiones neuronales: tanto la “materia gris” (las neuronas) como la “materia blanca” (las conexiones entre ellas) crecen y se moldean rápidamente. Es el gran momento de formación, de aplanados que comienzan a construir los cimientos de su mente.
• Al llegar a los 9 años, el cerebro atraviesa su primer gran punto de inflexión. Allí, redes neuronales empiezan a reorganizarse: las conexiones más usadas sobreviven, mientras otras desaparecen. Es un momento de consolidación, un paso hacia una mayor eficiencia cerebral.
Una adolescencia prolongada: entre los 9 y los 32 años
Es aquí donde está la sorpresa: la llamada “segunda fase” predominantemente considerada la adolescencia cerebral se extiende hasta los 32 años, según el estudio de Cambridge.
Durante este periodo, el cerebro no permanece estático. Al contrario: la sustancia blanca continúa desarrollándose, las redes neuronales se refinan, los caminos de comunicación dentro del cerebro se vuelven más eficientes, y la capacidad cognitiva la habilidad para conectar ideas, resolver problemas, integrar emociones y experiencias sigue en ascenso.
Pero alcanzar los 30 no significa que “todavía actúes como un adolescente” en sentido social o emocional. Como advierten los propios investigadores, lo que cambia es el cableado cerebral no necesariamente tu responsabilidad, tus proyectos o tu contexto de vida.
Lea también: Mujer Wayuu: identidad, liderazgo y representación indígena en Colombia
Un cambio clave a los 32
Al cumplir los 32 años ocurre lo que los científicos describen como el punto de inflexión más fuerte de toda la vida cerebral. Después de esto, la estructura cerebral entra en una fase más estable: la “meseta de la adultez”. 
Esto no quiere decir que todo cambia de golpe o que el cerebro deje de evolucionar dramáticamente; significa que la tasa de reorganización neuronal se reduce, las conexiones se consolidan y la arquitectura cerebral alcanza un estado de relativa estabilidad. Es un momento de madurez estructural aunque el desarrollo personal, social o emocional pueda seguir en movimiento.
Implicaciones para la vida y la sociedad
Este nuevo paradigma neurocientífico trae consigo una carga simbólica e incluso esperanzadora:
• Redefinir la adultez. Si los cambios cerebrales se extienden hasta los 30 y tantos, quizás sea hora de replantear cuándo decimos que una persona “es adulta”. Muchas decisiones importantes estudios, trabajos, relaciones ocurren en una etapa donde el cerebro sigue afinando su estructura.
• Mayor espacio para la evolución personal. No hay un “tope” rígido de madurez: hasta inicios de los 30 hay plasticidad, posibilidad de desarrollo, reconfiguración mental. Eso abre la puerta a redescubrirse, cambiar de rumbo, aprender, reinventarse.
• Salud mental y acompañamiento a lo largo de más años. Si el cerebro sigue en reorganización hasta los 30-32, puede ser más sensible o más vulnerable a decisiones, contextos, traumas, aprendizajes. Comprender esto permite un enfoque más humano en salud, educación y políticas sociales.
• Desmitificar presiones sociales. Muchas veces se culpa a los “treintañeros” de “no ser adultos” o de “vivir en la adolescencia”. Este hallazgo nos recuerda: tal vez no es una cuestión de actitud, sino de biología.
Síguenos en Instagram y mantente informado de las noticias que están haciendo historia. ¡Construyamos juntos el debate sobre los hechos más significativos!













