Por: Luna Guerrero
Cada 8 de marzo las mujeres salen a las calles con la idea de reivindicar los derechos colectivos y de la vida de las trabajadoras de la fábrica Triangle Shirtwaist que murieron en un incendio, y que abrieron campo a los avances en garantías de seguridad para el trabajo femenino y los derechos.
El pasado viernes 8 de marzo, la capital colombiana se vistió de negro, y a pesar de ser un día donde el color morado es iconico, la ropa negra fue el simbolo de luto por todas las mujeres y niñas víctimas de abuso y acoso sexual, y feminicidio, resaltando que 2023 cerró con más de 410 casos y en lo que va del 2024 se han recibido más de 84 alertas por posibles feminicidios, además, según la Fundación Pares, hasta el 2023 tan solo el 18.2% de las denuncias han llegado a una condena, y una de cada dos mujeres sigue sufriendo acoso callejero, panorama que llenó de dolor, indignación y mensajes radicales las calles.
El monumento a ‘La Pola’ fue el punto de encuentro, allí se resaltó la exigencia de la abolición del sistema prostituyente y los vientres de alquiler, señalando esto como formas de violencia y explotación a las mujeres, e incluso rechazando propuestas como la del Colegio Médico Colombiano, de usar a mujeres con muerte cerebral para la subrogación.
«No nacimos para que nos usen de hornos, ni para que subasten nuestros cuerpos con su empoderamiento, no nacimos para que nos exploten hasta que estemos muertas, o como ya lo han sugerido, hasta después de irnos. Nacimos para ser libres.»
Con lo que muchas llaman digna rabia, algunas mujeres rompieron paraderos de SITP y pintaron paredes y edificios, uno de los mensajes más sentidos fue “cuando vuelvan mis hermanas limpio tu pared”, además, con pañuelos morados y exigencias contundentes vistieron el monumento a La Pola “Sin abolición no hay liberación”, dejando así un fuerte mensaje en uno de los espacios más importantes para la lucha feminista en el país.
Además, hubo un momento de micrófono abierto y liberación donde las mujeres pudieron expresar su dolor, compartir la violencia que representa ser mujer en una sociedad marcada fuertemente por las desigualdades, y cómo han salido adelante. Entre abrazos, llanto, muestras artísticas y mucho amor, se reiteró el mensaje de «yo sí te creo, no estás sola», haciendo que cientos de mujeres sintieran el caluroso abrazo de la empatía y sororidad.
Galería de imágenes. Fotos: Luna Guerrero – CAM
