Por Esteban Quiroz y Francisco Buitrago – Semillero CODEC Estudios en Comunicación y Deporte
Una de las imágenes lamentables, durante la celebración, que protagonizó Luis Rubiales, fue un claro beso a la jugadora del Pachuca de México, Jennifer Hermoso, y antes de eso, haberse llevado las manos a los genitales, en el palco del estadio de Sidney, el pasado 20 de agosto.
Ante estas acciones, registradas por los medios de todo el mundo y que generaron reacciones fuertes por parte de las futbolistas en diversas asociaciones, el mandatario le pidió a la jugadora, en la escala del vuelo de regreso a España, que apareciera junto a él, en un video, aclarando que había sido algo consentido, pero Hermoso se negó a hacerlo.
Al final, en el video donde él aparece sólo, por ser un claro acto inapropiado, Rubiales alegó que fue espontáneo y que «ocurrió sin mala fe por ambas partes”, cómo se ve en el video de disculpas del, en ese momento, aún presidente de la RFEF.
Sin embargo, la capitana claramente no tenía idea de que él iba a tomarla por el rostro para besarla en la boca. Los familiares de Jennifer también se pronunciaron ante la situación, en el regreso a territorio español: «Lo importante es que somos campeonas del mundo», expresaron en la única declaración que dieron.
Toda la situación desencadenó en la posible dimisión de Rubiales, después de cinco años al mando de la RFEF, dado que sus grotescos actos, tras la consagración del Mundial, fueron el detonante, incluyendo la reacción del Gobierno y la propia FIFA. De hecho, las disculpas de Rubiales fueron calificadas como «insuficientes” por los altos mandos deportivos y políticos del país.
Hasta el siguiente miércoles, la jugadora del Pachuca no había querido declarar más acerca del tema, hasta que se pronunció, mediante un comunicado publicado por la Asociación de futbolistas profesionales de España: «FUTPRO, en conjunto con mi agencia, se están encargando de defender mis intereses y ser los interlcoutores en el asunto».
La jugadora Jennifer Hermoso, recibida por el club Pachuca, el 8 de septiembre. Crédito: Club Pachuca en X.
Sin embargo, dos días después de eso, en una junta de emergencia convocada por la Federación, Rubiales recalcó que no renunciaría y, con detalles descriptivos, dio a entender que las acciones durante la celebración del Mundial, sí habían tenido lugar con la anuencia de Hermoso. Incluso, la Federación Española de Fútbol había hecho público un comunicado con supuestas declaraciones de la futbolista, quitándole importancia al asunto, si bien luego se sabría que ella en ningún momento dijo tales cosas.
Aún así, la postura decidida de Rubiales empezó a venirse abajo cuando, en primer lugar, la FIFA tomó la decisión de suspenderlo de manera temporal de sus funciones como presidente de la RFEF, para investigar lo sucedido, lo que le quitó cualquier control sobre la entidad; y posteriormente, el Gobierno español le abrió investigación, mediante el Consejo Superior de Deportes. Sumado a ello, la capitana Hermoso decidió denunciarlo, ya de manera formal, y ante la Fiscalía del país, por las acciones que tuvo en su contra; mientras la UEFA decidía no tomar ninguna iniciativa para «protegerlo» como actual vicepresidente, dejando el tema en manos de FIFA y el Estado ibérico.
Finalmente, en la noche de ayer, a través de una entrevista con el polémico periodista británico, Piers Morgan, el propio Rubiales explicó en cámara que, tras consultar con su familia y abogados, sí renunciaba a la presidencia, para no obstaculizar la candidatura española y portuguesa al Mundial Masculino de 2030, y para no afectar a sus seres queridos. Posteriormente, la RFEF confirmó la carta de renuncia de Rubiales.
Atrás quedaban tres semanas de escándalo, polémica y debate, que en todo el mundo opacaron por completo el primer título mundial femenino de mayores para España.
Sin embargo, junto a la salida de Rubiales y el despido del ahora exentrenador de la Selección, Jorge Vilda, que no contaba con el apoyo ni credibilidad por parte de las jugadoras campeonas, que ya habían expresado en una carta -20 de las 23- que no volverían al equipo nacional si Rubiales no dimitía, el fútbol femenino español alcanza una importante victoria moral, apoyada por la opinión pública nacional e internacional, que adicionalmente simboliza el salto de importancia que la equidad deportiva va logrando en todo el mundo.
