Por: Nicol Dayan Jojoa Guerrero
Un botadero de escombros se convirtió en un símbolo de terror en Medellín, Antioquia, tras que la Jurisdicción Especial Para la Paz (JEP), la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas (UBPD), la Alcaldía de Medellín y Medicina Legal descubrieran el séptimo cuerpo de los desaparecidos que dejó el conflicto armado.
La Escombrera está ubicada en la Comuna 13, un barrio que se caracterizó por vivir violentamente a causa de la presencia de la guerrilla, los paramilitares y el narcotráfico, sin embargo, hoy en día este barrio es sinónimo de cultura y arte en Medellín.
¿Qué sucedió en La Escombrera y en la Comuna 13?
La Comuna 13, fue centro de enfrentamientos entre diferentes grupos armados. Durante el 16 y 17 de octubre de 2002 se realizó la operación Orión, uno de los operativos del Ejército Nacional más significativos por sus distintos tipos de violencia contra la guerrilla, la delincuencia común y las autodefensas ilegales.
En Al Oído Noticias CAM, se conocerá el contexto de la intervención militar que transformó a la Comuna 13 de Medellín. Voces de víctimas, archivos y memoria nos revelan cómo aquel operativo aún marca la política y la historia de Colombia.
Se denomina “La Escombrera” por su uso como botadero de escombros, sin embargo, según la ciudadanía el terreno también era usado para eliminar cuerpos de personas desaparecidas. Algunas personas cuentan que hay cadáveres desde antes del conflicto armado, con el fin de no ser encontrados.
Familiares de personas desaparecidas, organizaciones de víctimas, la Corporación Jurídica de Libertad, el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), la UBPD y la JEP, mantienen vigente el reclamo de verdad, justicia y reparación.
La Escombrera se ha convertido en un símbolo de resistencia donde hay museos, espacios de memoria, grafitis, testimonios y denuncias de quienes se niegan a que la violencia se borre con el olvido.
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Hallazgos recientes
De acuerdo con la información brindada por la JEP, hasta septiembre del presente año se han encontrado siete cuerpos de víctimas del delito de desaparición forzada. Cuatro de ellos han sido identificados y entregados a sus familiares con el fin de dar una sepultura digna.
En enero del 2025 se confirmó la identidad de dos jóvenes víctimas, una mujer deportista de 20 años y un vendedor ambulante en condición de discapacidad de 28 años, ambos desaparecieron en 2002, mientras que en julio de este año se han encontrado partes de esqueletos que corresponderían por lo menos a dos víctimas más.
Las búsquedas se han realizado bajo la supervisión de la Selección de Ausencia de Reconocimiento de Verdad de la JEP, que protegen los lugares de interés forense, con el fin de evitar alteraciones, destrucciones o uso indebido del lugar.
En el comunicado más reciente, se menciona que han trabajado más de 56.000 metros de terreno, removiendo tierra y escombros para encontrar todos los cuerpos.
Importancia de los hallazgos
Gracias a estos descubrimientos, se pueden confirmar las denuncias que muchas familias realizaron en el transcurso del tiempo y que las autoridades no les creyeron, sin embargo, ahora podrán obtener respaldo científico y memoria histórica con murales como “Las cuchas tenían razón”
“Mis hermanas fueron desaparecidas vilmente, violadas sexualmente, torturadas, desmembradas, dicho por los propios victimarios que participaron en el hecho en el primero de enero del 2001 en el municipio de San Miguel la Dorada”, recordó para el Centro Nacional de Memoria Histórica, Nancy Galárraga, una de las victimas de los desaparecidos de La Escombrera.
De acuerdo con la implementación de la Política Publica de Archivos de Derechos Humanos, Memoria Histórica y Conflicto Armado “se ha logrado identificar y localizar alrededor de 80 archivos pertenecientes a las mujeres buscadoras de víctimas de desaparición forzada como constructoras de paz”.
Desafíos presentados mediante la búsqueda
Según la UBPD explica que algunos desafíos de La Escombrera son:
- Adecuación del terreno para la correcta instalación de equipos y maquinaria.
- Realizar excavaciones más profundas con seguridad, debido a los cambios del lugar por actividades humanas (arrojar escombros, vidrios, envolturas, etc…)
La Escombrera dejo de ser un lugar en el que se arrojan escombros, pues se convirtió en un espacio de memoria, donde sale a flote la historia de quienes desaparecieron y pensaron nunca encontrar. Este espacio es una herida abierta en Medellín y también la esperanza de que con la verdad se pueda avanzar.
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